El humo del tabaco contiene más de 7.000 componentes químicos, siendo el causante de por lo menos 25 enfermedades, incluyendo varios tipos de cáncer, enfermedad cardíaca, accidente cerebro-vascular, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedades respiratorias agudas…
El tabaco es la causa de muerte de entre un tercio y la mitad de personas que lo consumen toda la vida, y los fumadores mueren en promedio 15 años antes que los no fumadores.
Debido a que la boca es la puerta de entrada en el organismo, además de las graves consecuencias que provoca en la salud general de quien lo consume, el tabaco es también uno de los grandes enemigos de nuestros dientes y más específicamente de nuestras encías.
Las encías pueden verse dañadas por infecciones que afectan la estructura ósea que sostiene los dientes, cuando las bacterias que hay en estos se asientan en las encías. Si esas bacterias permanecen en los dientes largos periodos de tiempo, se crean capas de placa bacteriana y sarro, dando lugar a enfermedades como la gingivitis. Si la enfermedad se agrava, las encías se separan de los dientes y dejan espacios que se infectan. Esto se conoce como enfermedad de las encías grave, también llamada Periodontitis.
La Periodontitis y el tabaco
El tabaco produce un efecto vasoconstrictor en las encías que obstaculiza la circulación de la sangre y dificulta el aporte de oxígeno y nutrientes necesario. Esto puede llevar a que el tejido gingival se retraiga provocando una Periodontitis. Además, el vasconstrictor del tabaco causa que las encías no sangren, aún cuando están inflamadas, lo que hace más difícil diagnosticar una gengivitis y poder evitar que se convierta en una Periodontitis, retrasando mucho más el diagnóstico y, consecuentemente, la puesta en marcha del tratamiento más oportuno para esta enfermedad.
Otro de los problemas a los que nos enfrentamos es a la hora del tratamiento. La boca de los fumadores suele responder de forma menos favorable a las intervenciones periodontales, ya que el tabaco dificulta la cicatrización de las encías. En ocasiones algunos pacientes detectan un aumento del sangrado durante el cepillado tras dejar de consumir tabaco, esto no debe interpretarse como un empeoramiento de la salud dental, sino como un síntoma de un problema anterior.
Otros efectos del tabaco
- Dientes amarillos: es el signo más evidente ocasionado por el tabaco sobre los dientes, lo que es un reflejo del mal estado bucal que puede ocasionar en los fumadores.
- Disminución del sentido del gusto y el olfato: limitación creciente en las capacidades olfativas y de percepción de los sabores, sobre todo en los salados, por lo que puede aumentar la tensión arterial al abusar de forma inconsciente de la sal.
- Halitosis: el tabaco reseca la boca, impidiendo que la saliva realice sus funciones limpieza. La falta de saliva favorece la proliferación de caries y otros problemas bucales, entre ellos la halitosis. Además, la sequedad también provoca irritación de las mucosas de la boca, aumentando la posibilidad de sufrir las incómodas aftas.
- Riesgo de cáncer oral: el tabaco contiene múltiples sustancias cancerígenas como la nicotina y el alquitrán. Si a todo esto le añadimos el consumo de alcohol, el riesgo de sufrir cáncer oral se eleva considerablemente.
¿Cómo podemos detectar los síntomas de posibles enfermedades en las encías?
- Encías enrojecidas o inflamadas.
- Encías sensibles al tacto o sangrantes.
- Dolor al mascar.
- Dientes sueltos.
- Dientes sensibles.
- Encías que se han separado de los dientes
Aunque se estima una tendencia decreciente en los últimos años, la mortalidad derivada por fumar en nuestro país sigue siendo muy alta. Tanto es así que uno de cada seis fallecimientos es a causa de enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco.¿Aún necesitas más razones para dejar de fumar? En Clínica Dental Dentalcalá estaremos a tu disposición para ayudarte en cualquier momento.